Las tres transformaciones
“Como el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin en niño” (Friedrich)
El hombre que vive en un mundo fundado por Dios, un ser asignado a obedecer sin hacer reclamo alguno los mandatos de ese ser supremo, dejándose guiar sin saber porque ni para que, solo actuando según la voluntad de lo supuestamente se debe hacer para lograr satisfacer no sus necesidades sino las de el mundo que lo rodea, pensando que ya todas las leyes y cosas que han de existir ya están creadas, por lo tanto es poco lo que piensa y las ideas que le fluyen, teniendo en su mente la sensación que está para un fin determinado sin ni siquiera saber cuál es, pero aun así no pone oposición alguna, tan solo se deja llevar por todo lo que va sucediendo a su alrededor.
Luego llega el momento en donde este hombre se puede revelar como una fiera transformándose en el rey del lugar que habita, comenzando a reevaluar todo lo que ha venido haciendo y dándole un “no” a los deberes impuestos que lo tienen como prisionero, poniendo en duda la existencia de Dios y teniendo como principio el “yo quiero”.
Crea sus propias reglas y leyes para su beneficio, pero siempre actúa con conciencia, comienza a sentirse libre y empieza el desafío, creando una guerra entre el “Tú debes” y el “Yo quiero”, tratando de definir su origen, los fines por lo que debe luchar y sacrificarse, pero le es difícil que lo logre, por eso necesita la tercera transformación, la único que es capaz de aprovechar la libertad, de asombrarse por las maravillas que tiene ante sus ojos, es capaz de volver a sentir el deseo de explorar pero sin olvidar el “yo quiero” ya que para él, sus deseos y sensaciones son importantes. Tiene una mirada más allá de la interpretación moral del mundo siendo capaz de crear nuevos valores desde el sentido de la tierra.
Cuando llegaremos a ser de nuevo esos niños capaz de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida? Capaz de jugar, transportarse y crear un mundo de ficción con solo mirar y observar todo lo que nuestros ojos desean ver?